En estos días en que algunos centros de subrogación en Ucrania proponen envío de material genético internacional sin costo o realizan tours por distintos países con descuentos para quienes asistan a sus charlas, nos preguntan mucho porqué no volvimos a elegir esos grandes centros en nuestro segundo proceso, fruto del que nació nuestra bebita.
En nuestra primera experiencia,
era tal nuestro deseo que, sólo 15 días después de que un ateneo médico nos indicara recurrir a la subrogación de vientre, ya estábamos en Kyiv iniciando un proceso en el centro más grande y con mayor publicidad de Ucrania, en esos tiempos de escasísima información lo veíamos como nuestra mejor alternativa.
Nuestro primer hijo nació y la felicidad fue absoluta, y al cabo de unos años decidimos regresar a Ucrania para que nuestra familia siguiera creciendo.
En esta segunda búsqueda, contábamos con nuestra experiencia previa y algunas malas experiencias que se suscitaron posteriormente, que nos parecieron disuasivas:
Nuestra gestante, al tiempo de haber culminado el proceso, nos confesó que no estaba conforme con el trato recibido en varios aspectos.
El manejo de gametos era dudoso: el centro había sufrido demandas judiciales y hasta una clausura por manipular erróneamente embriones. En nuestro caso, habían descartado material biológico criopreservado sin consultarnos.
Si bien el centro contaba con hoteles propios y alojamiento incluido en el segundo viaje, ese servicio no suponía un gran ahorro en el total de los costos e implicaba hospedarnos en una habitación pequeña como único espacio íntimo para nuestra familia.
Los tiempos de espera de gestante son clave para las familias y en el centro donde hicimos nuestro primer proceso la demora para el programa clásico solía llevar hasta un año (y aún mas en la situación actual), y para acortar esos tiempos era necesario recurrir al programa preferencial, que era más costoso que cualquier otro en Ucrania.
En esa primera oportunidad, no se nos permitió presenciar el nacimiento de nuestro bebé ni permanecer internados con él hasta el alta en la maternidad. Tampoco se nos informó qué sexo tenía cada uno de los embriones criopreservados ni se nos permitió tener contacto cercano con la gestante. Para acceder a todos estos aspectos, se ofrecía un programa preferencial que tenía un costo muy superior a cualquier otro programa de subrogación de Ucrania.
Habiendo sido parte del parto de nuestra hija y habiendo tenido contacto piel con piel con ella desde el momento cero sin separarnos ni un segundo desde su nacimiento, no dudo en recomendar 100% esa experiencia invaluable que nos marca para siempre.
Desde nuestra propia experiencia, aprendimos que no es buena idea buscar economizar y perderse esos momentos, ni privarse de un servicio más respetuoso hacia la gestante, más personalizado y más cuidadoso de su material genético, todos aspectos clave del proceso.
A largo plazo, economizar en el costo del programa nos pareció una mala decisión en vista de todo lo que se arriesgaba y se perdía en ese ahorro, que en el costo total sería anecdótico a la larga.
Esperamos que nuestra experiencia sea constructiva para su sueño de familia.
Gracias por la información. Han sido muy generosos. Saludos