Para las parejas que llevamos esperando muchos años para cumplir el sueño de ser papás, la paciencia es una virtud bien desarrollada.
Sin embargo, al abrirse la puerta de la gestación subrogada, a menudo las esperanzas y ansiedades se renuevan: al entender que esta vez sí nos convertiremos en padres no vemos la hora de tener a nuestro bebé en brazos.
Afortunadamente, el contacto inicial con el centro de subrogación resultó muy ágil y ese mismo día teníamos respuesta por correo electrónico con los requisitos para calificar para el programa de gestación subrogada. En esa oportunidad, quedó de nuestro lado la tarea de enviar a Ucrania (actualmente, Georgia es una opción) todos los documentos requeridos para recibir al día siguiente la confirmación de que todo se encontraba en orden y éramos aptos para emprender el proceso.
Nos indicaron la fecha adecuada para hacer nuestra reserva de aéreos a Kyiv y así agendaron la primera consulta presencial con la especialista en reproducción y la escribanía, y fue así que emprendimos nuestro primer viaje.
Permanecimos dos semanas en Kyiv entre consulta médica inicial, reunión con la coordinadora a cargo de nuestro caso para evacuar cualquier duda que tuviéramos, firma de contratos y procedimientos para entregar nuestro material genético (con tiempo de sobra para pasear y descansar), para luego regresar a la Argentina con la promesa de hacernos saber cuándo se realizara la transferencia de embriones a la gestante, una vez seleccionada entre las postulantes y aprobada por nosotros.
Para nuestra alegría, en tan sólo un mes nos comunicaron la transferencia de los embriones a la gestante elegida y, quince días después, previo aviso por WhatsApp, recibimos en nuestra casilla de e-mail el informe completo del examen de sub-unidad beta-HCG ¡positivo!
De ahí en más, la gestación transcurrió viento en popa y en ocho meses y medio teníamos a nuestro nuestro hijo con nosotros, algo similar ocurrió con nuestra segunda hija.
Como les contábamos, en la actualidad este proceso se realiza con los mismos pasos en Tiflis, capital de Georgia, con coordinación a cargo del centro de subrogación ucraniano, lo que garantiza la misma trayectoria, profesionalismo y humanidad en el servicio que experimentamos nosotros en Ucrania, esta vez en un país alejado del conflicto actual.
Por supuesto, la agilidad del proceso depende en un principio del tiempo que cada pareja tome en decidir comenzar el proceso, y del éxito de la transferencia de embriones para convertirse en embarazo (en la clínica nos explicaron que en la mitad de los casos el embarazo se produce en la primera transferencia, mientras que en la otra mitad se produce en el segundo o tercer intento).
Es nuestra inmejorable experiencia, en menos de 11 meses de nuestro primer contacto con el centro de subrogación nos encontrábamos conformando una feliz familia de tres y, más tarde, de cuatro.
Familia de Tres
Comments