Pasaron algo más de cuatro meses desde el nacimiento de nuestra pequeña y sigue intacta la magia de su llegada.
Si algo tenemos en común las familias que crecimos gracias a la gestación subrogada es la conciencia plena del milagro que significan nuestros hijos y el agradecimiento eterno hacia todas las personas que nos ayudaron a hacerlo posible, especialmente a su gestante: como todos los “cumplemeses”, amanecemos con un mensaje de Anna con una poesía llena de hermosos deseos para nuestra hija, recordándonos que su amistad es otro de los grandes regalos que recibimos en este camino.
Los carteles de cumplemes que recibimos en el kit del primer año que se entrega a todos los recién nacidos en Ucrania son una forma de detenernos a recordar cada etapa de esta aventura y confirmar que no cambiaríamos ni un paso del camino que nos trajo hasta aquí.
Sí, aún con sus golpes, duelos y desafíos, al final de la travesía, gracias a la gestación subrogada, nos esperaban las mejores de las recompensas.
La felicidad, cuando se busca con tantas ganas, esfuerzo y amor, se disfruta hasta el infinito.
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