¡Nuestro primer vuelo de a tres fue todo un éxito! Aquí la crónica de nuestro viaje de Ucrania a la Argentina con nuestro bebé de un mes.
"Passengers traveling on the flight to Paris, please proceed to gate..." Algo así se escuchaba en los parlantes de la zona de embarques en el aeropuerto de Borispol (el anuncio en ucraniano nos es imposible de reproducir, sabrán entender) para anunciar nuestro primer vuelo de a tres, una escala en Francia para luego seguir viaje a Buenos Aires. No podíamos creer estar abordando ese vuelo que tanto habíamos soñado, con nuestro bebé y rumbo a nuestro país. Con nuestro equipaje de mano y el gordito durmiendo cómodamente en su carrito, aguardamos en la fila de prioridad del vuelo de Ukraine International Airlines que, en un trayecto de poco más de tres horas, nos llevaría a la ciudad luz, acercándonos a nuestro destino final.
Por tratarse de un vuelo regional, el espacio era el equivalente al de un avión de cabotaje en la Argentina, el gordito durmió plácidamente casi todo el viaje en nuestros brazos y el cambio de pañales a mitad del vuelo sucedió sin problemas y con el ofrecimiento de colaboración de una de las tripulantes que se enterneció al verlo tan chiquito. Primer vuelo, con expectativas superadas.
Una vez en París, pasamos por migraciones y repetimos el proceso de scan del equipaje para pasar de la terminal de llegada a la de salida en el aeropuerto de Charles de Gaulle, un despliegue que con tiempo no es problema, sólo es cuestión de dividir tareas: uno de los dos se encarga del bebé y el otro va separando los artículos que deben escanearse por separado para luego volver a guardarlos en los bolsos.
El segundo vuelo nos esperaba con más espacio para atravesar el Océano Atlántico: dado que habíamos solicitado la cuna para nuestro bebé, nos asignaron dos asientos en la primera fila de la sección y adosaron a la pared delante nuestro el moisés de cortesía junto con una manta de abrigo. El tripulante a cargo nos explicó de mil amores cómo utilizar el cinturón de bebé para el despegue, aterrizaje y posibles turbulencias, además de ofrecernos ayuda para calentar mamaderas y demás. El vuelo fue todo un placer y, si bien llevamos al gordo en brazos casi todo el tiempo, la cuna nos ayudó en algunos momentos en que ambos necesitamos tener los brazos desocupados.
Nos habían hablado de posibles molestias que podía experimentar el gordito durante el vuelo, especialmente de oídos, pero afortunadamente lo pasó super tranquilo y relajado, a tal punto que los pasajeros a nuestro lado no podían creer no haberlo escuchado en todo el viaje (nada que ver con lo que imaginaron seguramente cuando vieron que les tocó asiento junto a un bebito , jaja).
Finalmente, llegó el ansiado "nos encontramos próximos a aterrizar en el "Aeropuerto Internacional de Ezeiza" y la emoción nos llenó el pecho, ¡nuestro hijo estaba a punto de tocar suelo argentino!
Pasaron por nuestra mente imágenes de todas las etapas de nuestro camino a la gestación subrogada en un segundo, y nos sentimos muy felices de todo lo vivido.
También los invitamos a conocer nuestra segunda experiencia en gestación subrogada en Ucrania en un nuevo centro de subrogación, esta vez como familia de cuatro con la llegada de nuestra segunda hija.
Familia de Tres