Una de las principales inquietudes al plantearse la posibilidad de emprender una gestación subrogada tiene que ver con la lejanía geográfica hacia Ucrania y Georgia y las visitas que deben realizarse a esos países a lo largo del proceso.
Para empezar, el número de viajes dependerá del tipo de tratamiento que realicen. En caso de que la fecundación tenga lugar con material genético de la mamá y el papá, ambos deberán realizar un viaje inicial para realizar las extracciones de material genético que luego conformarán los embriones. En ese mismo viaje, se concretará la firma de contratos ante escribano. En caso de recurrir a ovodonación o donación de esperma, sólo será indispensable que viaje el integrante de la pareja que aporta su material genético en esta primera oportunidad, aunque pueden viajar ambos si así lo desean.
En esta instancia, existe a posibilidad de evitar el viaje si se envía el material genético (embriones conformados en la Argentina o muestra de esperma, especialmente) mediante un courier especializado en este tipo de traslados, les daremos más detalles en próximas publicaciones.
Una vez obtenido el tan ansiado "beta positivo" y transcurridos los tres primeros meses de gestación, los futuros padres pueden viajar cada mes si así lo desean para presenciar las ecografías de embarazo a la gestante, siempre acordando previamente con el coordinador del centro de subrogación.
Y, al acercarse la fecha probable de parto, los papás viajarán a recibir a su bebé y acompañarlo durante su internación en la maternidad, para luego retirarse en familia y permanecer en Kyiv o Tiflis hasta tanto obtengan su pasaporte para viajar de regreso a su país.
Es decir, que normalmente se realiza un viaje como mínimo, (¡aunque convengamos que no nos importaría hacer mil y un viajes para abrazar a nuestro hijo!), cuya duración dependerá de las características de cada caso en particular.
En próximas entradas, prometemos contarles en detalle en qué consisten cada uno de estos viajes para alcanzar el sueño...
Familia de Tres